Conocemos a Andrea Altés, comadrona residente de primer año
Entrevistamos a Andrea Altés, comadrona en formación en el Consorcio Hospitalario de Vic, que nos explica sus primeras experiencias en la ciudad y el porqué de su elección de centro.
Nombre: Andrea Altés Alvarez
Edad: 27 años
Universidad donde ha cursado el grado: Escuela Universitaria de Enfermería del Campus de Bellvitge (Universitat de Barcelona)
Especialidad: Enfermera obstétrico-ginecológica (comadrona)
Años de especialización: 2015-2017
¿Por qué elegiste el Consorcio Hospitalario de Vic para cursar tu especialización?
Para formarme como comadrona tenía claro que quería hacerlo en un hospital de 2º nivel, comarcal, y no de 3r nivel. Hay que tener en cuenta que la comadrona se encarga de lo relacionado con la ginecología y obstetricia desde el punto de vista de la fisiología, y en un hospital grande acostumbra a haber mucha más patología, cosa que se traduce en una menor autonomía de la comadrona. Me habían recomendado, si tenía la posibilidad, elegir un hospital más pequeño porque sería donde podría aprovechar más la residencia, cierto que no vería tanta patología ni casos complicados, pero de hecho como comadrona tampoco entraría mucho dentro de mis competencias, así que tuve clara la elección.
Fue una decisión muy meditada puesto que durante semanas estuve indagando sobre cuál podría ser el mejor hospital para formarme, escuchando opiniones de todo tipo, informándome sobre qué sensaciones y experiencias tenían los residentes que ya estaban cursando la especialidad... y finalmente, me convencí de que una de las mejores opciones era Vic.
¿Cómo ha sido tu llegada al centro y cómo valoras el primer mes y algo de formación?
Mi valoración de todo es más que satisfactoria. El recibimiento fue muy bueno, la organización en temas de papeles y contratos complicó un poco los primeros días pero a día de hoy ya está todo muy ligado.
Durante 2 meses he estado en la planta 1.2 (pediatría y ginecología) y sólo tengo buenas palabras hacia ella. Trabaja un muy buen equipo, todos me recibieron con los brazos abiertos y esto es de agradecer, sobre todo cuando empiezas de nuevo en un lugar donde no conoces el funcionamiento ni las personas que trabajan, y además hay que añadir la no experiencia y pocos conocimientos que tengas al respeto. Actualmente estoy rotando por la Sala de Partos, y a pesar de que voy un poco perdida espero poco a poco ir adquiriendo las habilidades y competencias que se me piden como residente de comadrona.
¿Qué esperas que te pueda aportar tu formación como comadrona en el CHV para tu futuro profesional?
Espero que tanto el Consorcio como yo estemos a la altura de las expectativas. Espero y deseo que durante estos 2 años me ayude a adquirir las competencias y habilidades que desde el Ministerio se nos pide, que una vez acabe la formación sea suficientemente autónoma en mis competencias como para no depender de nadie, sea capaz de hacer bien mi trabajo y las personas que atienda me recuerden con un buen sabor de boca. Pero incluso deseo que vaya más allá y no sólo me ayude a formarme como comadrona si no que me ayude a crecer como persona. De momento, viendo la manera de trabajar de los profesionales del Consorcio, la predisposición a la docencia y en general, la mentalidad abierta y receptiva que tienen, creo que no me decepcionará.
¿Cómo te imaginas tu carrera en el futuro?
Sinceramente, intento no mirar más allá del presente. Intento vivir el día en día, sacar el máximo provecho de lo que hago en cada momento, intentando no pensar en un futuro a largo plazo. Pero bien, puesto que me lo planteas te diré que lógicamente me gustaría poder trabajar de lo que he estado formándome hasta ahora, y todavía más formar parte del CHV. Sería una gran alegría que una vez acabara la residencia contaran con mí para trabajar aquí como comadrona, o sea que de momento mi intención sería quedarme aquí siempre y cuando me ofrecieran un contrato laboral. Pero bien, todavía estoy muy verde y me quedan 2 años intensos por delante, ¡así que manos a la obra y el tiempo dirá!
¿Cómo ha sido tu traslado a la comarca? ¿Cuáles han sido tus primeras impresiones?
Yo nací y desde siempre he vivido en Barcelona, no obstante, siempre he tenido claro que esta ciudad no quería que fuera el lugar donde vivir y formar una familia. Así pues, cuando obtuve plaza para ser comadrona uno de los requisitos de la elección de mi residencia fue hacerla fuera de mi ciudad natal.
Vic siempre me ha gustado, siempre le he tenido un aprecio especial, no sé muy bien por qué pero es así. La gente me pregunta si no me asusta el frío o la niebla de Vic, que es un pueblo gris con olor a porcino, pero yo no lo pienso (bien, lo del olor a porcino no se puede negar... jejeje). El hecho es que creo que es un pueblo con mucho de encanto; los vigatans y vigatanes pueden aparentemente parecer gente fría, pero nada más lejos de la realidad. La mayoría es gente activa, con iniciativa, con ganas de hacer cosas, abiertos a nuevas experiencias y a vivir nuevas aventuras, gente divertida y que te acoge sin problemas. Y así es como yo me he sentido, y esto es el que respondo cuando me preguntan qué me pasaba por la cabeza cuando decidí venir aquí.